COVID-19: La pandemia que vivimos y enfrentamos de manera diferenciada

Sheila Contreras Alcaraz es Socióloga Feminista con Maestría en Estudios Socioterritoriales. Se ha desempeñado como servidora pública en el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo. Ha sido docente en instituciones públicas y privadas y trabajadora independiente en instituciones estatales de Guerrero y Morelos. Ha escrito artículos de opinión y ha participado en diversos procesos de formación pedagógica en torno al feminismo.

Chilpancingo, Gro.

La enfermedad del COVID-19 nos pone a prueba en todo, colectiva e individualmente: la forma en como nos relacionamos en los ámbitos social, económica, cultural y político, así mismo evidencia la debilidad histórica de las políticas públicas encaminadas a la salud pública y a la economía, y de las instituciones que las operan.

También nos enfrenta que, ante el miedo, el pánico, la incertidumbre de una pandemia (como se ha declarado el COVID-19 por la OMS), la humanidad se mueve en torno a un binarismo que expone lo peor y lo mejor de nosotros y nosotras mismas, nos movemos entre la solidaridad y la indiferencia, y deja ver todavía más claro las diferencias que existen para enfrentar está pandemia entre las personas privilegiadas y las menos favorecidas, por ejemplo en lo social y económico.

Al parecer, toda la población está en situación de vulnerabilidad y por tanto de riesgo, sin embargo, no todas las personas la vivimos y enfrentamos de la misma manera.

México es un país donde, de acuerdo con el CONEVAL (2018)*, del total de la población que lo habitamos, 41.9% (52.4 millones de personas) vive en situación de pobreza; 9.3 millones (7.4%) en situación de pobreza extrema; 8.6 millones de personas (6.9%) es población en situación de vulnerabilidad por ingresos; 36.7 millones de personas (29.3%) es población vulnerable por carencias sociales; y solo 27.4 millones de personas (21.9%)  es población no pobre y no vulnerable.

Si esto lo analizamos con la metodología de la perspectiva de género (PEG), veremos una realidad más compleja y distinta, tan solo por mencionar algunos datos, de acuerdo también con el CONEVAL (2018)**, por cada 100 hombres ocupados sin pago, había 141 mujeres en esta misma situación, lo cual se exacerba para el grupo de 45 a 64 años, “ya que el número de mujeres sin pago es 2.5 veces a la de los hombres”; otro dato importante es que 3 de cada 10 hogares tenía a una mujer como principal perceptora de ingresos indistintamente de la condición de pobreza. En cuanto a las jefaturas de hogar, en 2018 había 40 jefas por cada 100 jefes. Por último, un dato más, muy importante, las mujeres destinan 2.5 veces más de tiempo a los quehaceres del hogar y el doble en el cuidado de otras personas con respecto a los hombres, indistintamente de su condición de pobreza. En 2018 las  mujeres  dedicaron  en  promedio 22  horas a  la  semana  a  las  tareas  del hogar  y  28  horas  al  cuidado de  otras  personas,  mientras  que  los  hombres  dedicaron  8  y  15  horas respectivamente.

En este sentido vale la pena mencionar que, para enfrentar al virus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad del COVID-19, si bien se precisa necesario acatar todas las recomendaciones emitidas por las Secretarías de Salud Federal y Estatales, no todas las personas cuentan con las mismas condiciones para hacerlo.

Sin duda, algunas de estas recomendaciones o exhortaciones parecieran de lo más sencillas (como lavarse las manos con técnica) en todo momento (aquí solo hago hincapié que en 2018 CONEVAL señaló que del total de población vulnerable por carencias sociales***, solo 19.8%, es decir, 24.7 millones de personas, contaban con acceso a los servicios básicos en la vivienda, entre ellos, el agua) hasta las más complejas como aislarse totalmente. Insisto, es mucho más complejo: en México existe un importante porcentaje de personas en situación de pobreza y desigualdad que son estructurales.

Repito, la enfermedad del COVID-19 se vive y enfrenta de manera diferenciada, sí, por nivel socioeconómico, pero también por edad y por supuesto por género. De acuerdo con la última conferencia informativa realizada ayer, 23 de marzo de 2020, bajo la conducción del Dr. Hugo López-Gatell Ramírez, ​​​​​​​Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud Federal, del 100% de los casos reportados con COVID-19, 37% son mujeres y el resto hombres (63%), inmediatamente señala que quizá esto “refleja los patrones de movilidad y, por lo tanto, los riesgos de contacto que existieran entre uno y otro sexo”.

Pero ojo, aquí es muy importante hacer un análisis más fino con relación al cruce de este dato con otras variables. Por ejemplo, también menciona que del 100% de los casos que han recibido atención médica, 11% son hospitalarios y 89% ambulatorios (no desagrega por sexo); que del 100% que tienen estatus de casos positivos con COVID-19, 88% fueron ambulatorios, 7% hospitalarios estables, 2% recuperados (intubados), 1% hospitalarios graves, 1% recuperados (no desagrega por sexo), y el 1% restante son defunciones (aquí sabemos que han sido dos hombres).

Otro elemento importante para hacer una reflexión con PEG, se relaciona con lo siguiente: de acuerdo con el Subsecretario en esa misma conferencia, de los 367 (100%) casos confirmados con la enfermedad COVID-19, 80% son casos importados (292), es decir, “personas residentes de México que viajaron al exterior, se infectaron y regresaron (a México)”; la segunda relación, 19% (70) son casos asociados a importación, es decir, “personas que vinieron de visita desde el exterior y contagiaron a personas en México”; y 1% (5) son casos sin antecedentes identificables de importación, esta, señala, se define como “la primera generación de contagios que ocurre cuando personas que viajaron pueden contagiar a alguien que no viajo” […]****, aquí, deja a la interpretación que al ir incrementando estos últimos casos es cuando estaremos en lo que se ha llamado contagio comunitario o colectivo (FASE II), y “será más difícil de rastrear la cadena de transmisión”, esto significa que tal vez no tendremos información muy precisa, ya que, también se agrega que habrá muchos casos asintomáticos o con síntomas leves.

Ninguno de los casos son desagregados por sexo (elemento esencial para realizar un análisis con PEG), y en este sentido, es fundamental que en las conferencias se informe el porcentaje de casos desagregados por sexo, no solo de importación, si no, y en la medida de lo posible, los casos sin antecedentes identificables de importación, esto considerando la información conocida sobre la situación de mayor desventaja en la que se encuentran las mujeres frente a los hombres en todos los ámbitos (tan solo por recordar algunos datos, tales como: ingreso, jefatura de hogar y tiempo que dedican a actividades del hogar y de cuidados).

Nota: Si alguien sabe si existe un informe oficial actualizado con datos desagregados por sexo y edad, pase la liga, yo lo busqué pero no lo encontré.

Gracias, y pues si esta en tus posibilidades NO TE EXPONGAS Y NO EXPONGAS A LAS DEMÁS PERSONAS.

* Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) https://www.coneval.org.mx/Medicion/PublishingImages/Pobreza_2018/Serie_2008-2018.jpg

** Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) https://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Documents/Pobreza%20y%20G%C3%A9nero/2008-2018/Sintesis%20ejecutiva%20pobreza%20y%20genero%202008-%202018.pdf

*** Indicadores de carencia social (CONEVAL): rezago educativo, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, acceso a la alimentación, calidad y espacios de la vivienda y acceso básico en la vivienda.

**** https://coronavirus.gob.mx/2020/03/23/conferencia-23-de-marzo/

Al respecto, puedes leer también:

https://www.eldiario.es/canariasahora/sociedad/mujeres-contagiadas-hombres-coronavirus-Canarias_0_1006850154.html

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.